12/7/12

Entrevista a Johnny Copeland (1988)

"Me dediqué al boxeo desde los 16 años hasta los 19, pero cuando llegué a Houston decidí que era el momento de dejarlo. Yo tenía en el ring más una actitud de asesino que de deportista, y con esa actitud podían haberme matado en Houston. Tenían allí algunos boxeadores realmente duros. Así que empecé a tocar y a cantar y me olvidé para siempre de las peleas."


Además de uno de los más intensos, versátiles, creativos y trabajadores músicos del R&B, Johnny Copeland es también un ameno y sincero conversador. Entre concierto y concierto, Copeland, que confiesa entonarse mucho más con el hachís que con el alcohol a la hora de tocar, nos contó buena parte de su historia.

¿Los comienzos?
Bueno, desde muy pronto, mi hermano solía llevarme a los bailes, a ver a T-Bone Walker o a Roy Brown, y mi hermana mayor me llevaba a ver a los Clovers y los Dominoes. Pero mi primera influencia como guitarrista fue mi padre, que era cantante de blues y solía actuar a menudo en Shreveport, Louisiana.

¿Sólo tocaba blues?
Sí, sólo blues. Murió en el año 47 y yo me quedé con su guitarra. Tenía unos ocho años, realmente no aprendí a tocar hasta que llegué a Texas, pero ya iba tomando contacto con el instrumento. A los 14 años empecé realmente a progresar y a los 18 formé mi primer grupo serio. Joe Hughes fue quien realmente despertó mi interés por la guitarra y me decidió a trabajar más seriamente. Era el año 52 ó 53, cuando formé grupo con él; nos llamábamos los Dukes of Rhythm. Joe era el solista y yo le hacía el acompañamiento.

¿Qué recuerdos tienes de tus tiempos de boxeador?
Comencé a los 16 años en Arkansas, pero no pasé de los seis rounds en ningún combate. Era suficientemente fuerte como para hacerlo, pero nunca me lo tomé demasiado en serio. Tres rounds son como tres semanas enteras de sufrimiento, así que imagínate quince rounds seguidos!. Después de cada combate me dolían todos y cada uno de los músculos del cuerpo. Cuando llegué a Houston decidí que era el momento de dejarlo. Además, yo tenía en el ring más una actitud de asesino que de deportista, y con esa actitud podían haberme matado en Houston. Allí tenían algunos boxeadores realmente duros. Así que empecé a meterme en la música y me olvidé para siempre de las peleas.

Entre tanto, ¿seguías de algún modo en contacto con la música?. Me refiero a tocar con los amigos o cantar en la iglesia los domingos.
Sí, con 16 años solía tocar con algunos amigos en un grupo, haciendo sobretodo espirituales. El mismo Joe Hughes tocaba la batería con nosotros. Hoy Joe sigue tocando y creo que ha venido a Europa varias veces también, con su grupo.

¿Cuáles fueron tus primeras influencias como cantante?
Pues la verdad es que realmente empecé a mi aire, eso es todo. Joe Hughes se aprendía los temas rápidamente. Él era el cantante, pero un día se puso enfermo y teníamos una actuación en Galveston, Texas. Así que, en vista de que llegaba la hora de salir a tocar y Joe seguía enfermo, tuve que cantar yo. Todo el mundo me dijo que lo hacía bien, mejor de lo que esperaban, y así fue como empecé. Canté "The Things I Used To Do", "Done Got Over", "You Don´t Have To Go", "Reconsider", "Lady Miss Claudie" y una canción de Joe Turner. Esto debió ser a finales del 53, porque dejé el grupo en 1954, cuando entré a trabajar con la banda en la que tocaba Albert Collins. Earl Solomon era el pianista y líder del grupo. Era la época en que Albert empezaba a sacar a su guitarra el sonido que hoy tiene; él decidió dejar la orquesta y yo ocupé su lugar. No conseguimos mucho trabajo, la verdad; tocábamos una o dos noches por semana, y eran contratos de cinco dólares, una fortuna, ya ves!.
Así que cuando Big Frank, que era el dueño del Shady´s, uno de los mejores clubs de Houston, me ofreció trabajo fijo con mi propio grupo, no me pude negar. Llamé a los músicos de la banda de Earl Solomon y les dije que me iba. Me respondieron: "Muy bien, estás despedido!" (ja, ja, ja)

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